Esta foto es del última día que comí helado afuera. Recuerdo maneja hacia el sur, mientras nos reíamos de la vida y de lo mucho que iba a cambiar. Entramos a la heladería y nos demoramos mucho en ordenar, yo pedí un helado pequeño de vainilla (el que está en la foto no podría comerlo ni en mis mejores sueños) y me lo comí mientras los carros pasaban en la avenida.
La cuarentena ha servido para reinventarnos, para detenernos y pensar todo desde cero. En ese momento no sabía que sería mi último helado fuera, pero tenía muy presente que era un recuerdo para toda la vida. He aprovechado mi aislamiento para pensar en nuevas cosas, intentar aprender otras y planear que quiero hacer más adelante. Los invito a hacer lo mismo, pensando en que lo que hacen se parece a ese postre que me comí. Puede ser la última vez que tengan tanto tiempo de conocerse ✨
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